viernes, 27 de enero de 2012

EL DILEMA DEL DIRECTOR GENERAL: LO LABORAL COMO MATERIA POÉTICA

Por Pablo Müller en enero de 2012



Uno
El dilema del director general


Soy director general.
Soy director general de una compañía.
Soy director general de una compañía comercializadora de productos.
Soy director general de una compañía comercializadora de productos del sector auxiliar de la construcción.

Hoy me he encontrado con un dilema.

Un dilema con voz bella que susurra palabras hermosas: optimizar
Un dilema con voz bella que susurra palabras hermosas: prescindir


Dos
Escribo una carta al periódico y me la contestan


RELANZA TU CARRERA
Ideas para reducir la red comercial a la mitad

PREGUNTA. Soy director general de una compañía comercializadora de productos del sector auxiliar de la construcción. Las ventas siguen bajando, he reducido considerablemente mi equipo comercial (1) y me encuentro con el dilema (2) de optimizar el área geográfica (3) de mis directores de zona y pasar de cuatro áreas a dos. Esto supondría prescindir (4) de dos de ellos o relegarlos a tareas propias de comerciales. Los cuatro directores de zona son excelentes y de máxima confianza. ¿Qué debo hacer? G. R. Madrid.

(1) “he reducido considerablemente mi equipo comercial” puede traducirse como “he despedido a muchas personas del departamento de ventas.
(2) El dilema pasaba por ahí y se lo ha encontrado junto a la máquina de café.
(3) Optimizar es una palabra que sirve para casi todo. Aquí su significado puede ser dar más carga de trabajo al empleado por el mismo sueldo.
(4) Prescindir significa abstenerse, privarse de algo, evitarlo. No te privas de un empleado: suena muy mal. Te privas de langostinos, de una copa, o de fumar un puro. La palabra más correcta es despedir, pero ésta nunca se escribe en este tipo de documentos porque queda feo.


REPUESTA. Su sector ha tocado fondo, posiblemente nunca llegará a ser el de antaño y esperemos que, aunque paulatinamente, se vaya estabilizando. Si realmente considera que su sector y su compañía se recuperarán aunque sea lentamente, no puede permitirse el lujo de perder dos pilares clave en su red comercial. Desprenderse de talento en este momento es un hecho que puede convertirse en algo desastroso si nuestros responsables de área recalan en la competencia.
   Denigrarlos a comerciales sería también una decisión que podría entenderse como un castigo moral (5) y profesional, y corre el riesgo de que acabe en la fuga de nuestros dos profesionales en discordia (6) y en problemas de gestión con los dos directores de zona que queden (7).
   Antes de abordar una de las dos opciones anteriores, nuestra recomendación es que se siente con los cuatro y con su director comercial. El objetivo de la reunión sería comunicar abiertamente el problema de ventas y costes de la compañía y proponerles lo siguiente:
1.   Bajada salarial de los cuatro de manera equitativa a cambio de mantener los cuatro puestos de trabajo y las cuatro áreas. Posiblemente se lo agradezcan (8), ya que ampliar el ámbito geográfico de cada zona podría suponer un exceso de equipo y de cartera a gestionar.
2.  Bajada salarial solidaria de usted como director general y de su director de ventas.
3.  Contraprestación de un modelo retributivo variable más suculento (9) que el actual si los resultados son mejores que los objetivos marcados.
4.  Vuelta al modelo salarial actual en cuanto se recupere la situación. (10)
   Posiblemente genere un equipo más cohesionado, unido y fuerte que le permita salir de la crisis más fortalecido que sus competidores. Sus cuatro responsables valorarán su solidaridad y el mantenimiento de los puestos de trabajo (11). Usted mantendrá su talento y su equipo y conseguirá una reducción de costes fijos considerable (12).
   Si no hay consenso, quizá descubra que sus colaboradores no son tan fieles ni tan solidarios y quizá pueda recuperar sus dos alternativas iniciales y llevarlas a cabo con los que estén más desalineados con la situación.

Luís Soler Vázquez-Guillén es socio de Odgers Berndtson.

5)   Se refiere al estado de ánimo o moral del equipo, no creo que esté pensando en lo relativo a las acciones o caracteres de las personas, desde el punto de vista de la bondad o malicia.(RAE)
(6)  Se comprueba que lo más grave es que trabajen para otros. El peligro real es que los otros sean mejores que el autor de la consulta.
(7)  Aquí problema de gestión se puede traducir por “miedo que ya se por donde van los tiros y el siguiente soy yo”
(8)  Me bajas el sueldo pero no me aumentas la cantidad de trabajo y responsabilidades. Claro que lo agradeces. Existe la posibilidad de bajar el sueldo y aumentar la cantidad de trabajo.
(9)  Algo jugoso, sustancioso, muy nutritivo. Pero como las ventas siguen bajando no van a conseguir esos objetivos.
(10) Es decir nunca, como anuncia al comienzo de la respuesta.
11) Los cuatro empleados van a pensar qué bueno es el jefe y menos mal que no nos han echado a la calle. Si valoran lo primero no destacan por una inteligencia despierta. Si valoran lo segundo al día siguiente empezarán a buscar otro trabajo.
(12) El jefe gana: se queda con cuatro buenos trabajadores a menos precio. ¿Dónde está la solidaridad?


Tres
La reunión


   El martes el director general reúne a sus cuatro excelentes directores de zona y sigue el guión de Luís Soler Vázquez-Guillén. Los cuatro sienten que les  toman el pelo con la excusa de la crisis. Dos de ellos, los que tienen hipotecas más elevadas le dicen que sí, que muchas gracias, ya que leen el mismo periódico que su jefe, mientras piensan que es un cabrón con pintas y un listillo de mierda. Un tercero de vuelta de todo le pide el finiquito pues no desea aguantar esta tomadura de pelo. El cuarto le argumenta que la situación a la que han llegado es resultado de su mala gestión (apoyándose en consultorios gratuitos de periódicos en vez de hacer análisis profesionales, por ejemplo) y que no tiene inconveniente en bajarse el suelo si dimite y deja la dirección a alguien más capaz que él.

El director general piensa que fue buena idea escribir al consultorio del periódico.
El director general agradece al dilema la visita.
Despide a los dos directores de zona “desalineados” (me encanta está palabra, parece que han cometido un grave delito y que merecen cualquier castigo).
A los que mantienen su trabajo les baja de todos modos el sueldo, ya que estaban de acuerdo con ello.
El director general no se baja su sueldo porque ya ha ahorrado mucho dinero a su empresa. ¡Es el precio a su valía!
¡Ay! su empresa del alma, ¡cuán orgullosa estará de él!


Cuatro
Los siguientes meses


   Los dos directores de zona tienen que hacer el trabajo de cuatro. Están enfadados. Les han bajado el sueldo. Tienen que viajar más kilómetros y más a menudo. Salen antes de casa y llegan más tarde. Cometen más errores. Un día olvidan hacer una llamada importante y pierden un buen cliente. Otro día dejan que otro negocie con otro proveedor sin hacer nada por evitarlo.

   El director que pidió el finiquito trabaja en la competencia. Es cierto que le pagan menos pero cada vez que le quita un negocio a su antiguo director general le compensa.

   El director que le llamó incompetente ha montado una pequeña empresa y se ha llevado a un reducido pero selecto grupo de clientes. Es cierto que gana menos dinero, pero trabaja la mitad y no tiene que aguantar tantas tonterías.

Soy el director general
las ventas siguen bajando
he reducido considerablemente mi equipo comercial
he encontrado un dilema
he escuchado a los expertos
he seguido sus consejos
he ahorrado mucho dinero a la empresa
le he hecho ganar mucho dinero a la empresa
porque soy el director general

   El director general se queja amargamente de la ingratitud de sus subordinados al consejero delegado, al comienzo de la reunión dónde se le va a proponer que baje su propio sueldo (13).


(13) A los directores generales se les destituye, lo de despedir queda para la plebe.



sábado, 21 de enero de 2012

LA PLAYA Y SU MEMORIA


Playa de Azkorri en octubre de 2004 por Pablo Müller



         Que distinto el amor es junto al mar
         que en mi tierra nativa, cautiva, a la que siempre
         cantaré,
                                 Claudio Rodríguez.


                          En la línea que traza el mar que se rompe y entrega,
                          en la marca del metal que adelgaza a los barcos,
                          en el alboroto de la ola que por fin llega,
                          en las flores de la sal que acompañan tus pasos

                          está mi territorio: la playa y su memoria,

                          la voz de los mercantes que alcanzan las aguas bravas,
                          los soldados de invierno que cuidan el pasaje,
                          la noche y el horizonte, el trato de mis botas
                          con la arena, materno comienzo hasta el alba,

                          si tengo nación es la playa
                          si edad marzo, si compañía la llovizna
                          el camino: la línea trazada entre el mar
                          y el olvido.


Barco saliendo de puerto desde la playa de Azkorri por Pablo Müller

viernes, 13 de enero de 2012

DE LOS MERCANTES



Atardecer en Erandio en 2010 por Pablo Müller





De noche Pablo Müller se inclina
en la baranda de un viejo mercante
camino del atraque de chatarra.

Pablo Müller cuenta los eslabones
hasta perder su sombra en el agua.

Pablo Müller lee el rastro de las olas
pero son palabras de marea oscura.

De día Pablo Müller despierta y piensa
que es inútil llegar a puerto y piensa
que es obsceno sobrevivir y piensa
Pablo Müller en decir no y evitar
su propia nocturna compañía.

Atardecer en Erandio en 2010 por Pablo Müller

domingo, 8 de enero de 2012

ESTA NO ES OTRA LISTA DE LOS MEJORES LIBROS DEL 2011

Trasera de  una librería en Urueña, en agosto de 2011 por Pablo Müller

   Esta no es otra jodida lista de los mejores libros, porque es mi jodida lista de los mejores libros. Si fuera un editor, un crítico o cualquier otro con intereses en el negocio de la lectura sí sería esto que sigue otra jodida lista, pero no es el caso.
   Todos y cada uno de los libros que leí el año 2011 tienen todo mi respeto y admiración, son obras honestas, hermosas, comprometidas, a veces, o frescas, arriesgadas y solemnes. Si unas me han gustado más que otras se debe a ese extraño, y para mi inexplicable, proceso por el que una novela o unos poemas conectan con mis gustos y otros no. Cuando no, la mayor parte de las veces y llegados a estas alturas de la historia, se debe más a mis fracasos como lector, que al autor. Porque los lectores también fracasamos.

   Empecé el año leyendo a La piel del zorro de Herta Müller, una obra con una atmósfera poderosa y unos personajes sobreviviendo en el ambiente opresivo de la Rumania del siglo pasado.
   La estimulante antología La manera de recogerse el pelo. Generación Blogger, con doce mujeres poetas que me revolvieron el lugar de la poesía y su significado.
   Dulce Chacón y Cuatro gotas, su poesía completa: elegante, hermosa y descarnada.
   Todo es silencio de Manuel Rivas, una novela sobre el contrabando y la violencia con una playa cubierta de naranjas, el amor y el destino del genial escritor gallego.
   Blanco nocturno de Ricardo Piglia, empieza como una novela negra para crecerse fuera del género.
   Black, black, black de Marta Sanz, con un detective singular para una trama especial y una novela deslumbrante.
   Inquietante y desasosegador el libro de poemas Espejos de las fugaces de Joumana Haddad.
   La niebla, tres veces de Menchu Gutierrez. Excelente.
   Las ciegas hormigas de Ramiro Pinilla la leí hace muchos años y la relectura me ha permitido comprobar la grandeza de la escritura de Ramiro y su mirada bondadosa y triste a los desheredados.
   Los hombres intermitentes de Francisco Javier Irazoki un libro de verso en prosa o de prosas en verso enternecedor y sugerente.
   Solaris de Stanislaw Lem es una novela que desde la ciencia ficción propone preguntas sobre los humanos y su incapacidad para aceptar otros mundos.
   Un momento de descanso de Antonio Orejudo, es salvaje y radical y es una novela sobre el poder.
   En Desandar lo andado Jorge Riechmann escribe para indagar en un mundo que, sospecho, no le gusta, pero que lo anhela mejor.
   En Lo demás es silencio Piedad Bonnett convive con su miedo y su dolor y de esa convivencia surge una voz poderosa y una esperanza.
   Acceso no autorizado de Belén Gopegui parte de un argumento arriesgado construyendo una novela sobre la  gestión despiadada del poder, la soledad, el miedo al fracaso y a la muerte.
   Lanzadera en una cripta de Wole Soyinka son poemas duros y terribles sobre su paso por la cárcel.
   La tumba de Keats de Juan Carlos Mestre la percibo como la conversación de un hombre sabio que ha pensado su vida y la cuenta en un largo paseo que puede durar un verano, con la complicidad de un lector que en los versos va reconociéndose y pensándose como el necesario caminante que comparte el paseo y la amistad y la Historia y el futuro.
   Los Cuentos negros de Manuel Vázquez Montalbán son un relatos de Pepe Carvalho rescatados del olvido por Georges Tyras casi ocho años después de su muerte.
   La aldea de sal de Ledo Ivo es una antología de este gran poeta brasileño.
   Los que hemos amado de Willy Uribe es una novela con una voz narradora excepcional.
   Caligrafía de los sueños de Juan Marsé es novela de supervivencia.
   La alambrada de mi boca de Ana PérezCañamares son poemas que van de la madre a la hija pasando por la lucha diaria y cotidiana, la amistad y el amor, estremecedores, directos y hermosos.
   Muerte del inquisidor de Leonardo Sciascia es un extraño libro, entre reconstrucción imposible de un hecho pasado por falta de documentos y el alegato por la historia de los humildes y de los pobres.
   El día de mañana de Ignacio Martínez de Pisón es una novela construida con muchas y distintas voces para contar la historia de un chivato de la policía de los últimos años de la dictadura en Barcelona.
   El espía de Justo Navarro es la reconstrucción del paso por un campo penitenciario para soldados de los Estados Unidos del poeta Ezra Pound al final de la guerra mundial en Italia, que hace el traductor J.N. en su paso, durante los mismos meses, por Pisa sesenta años más tarde.
   La fiesta del oso de Jordi Soler es una curiosa novela sobre la búsqueda de los hechos notables de nuestros antepasados y cómo enfrentarse a que esa búsqueda encuentre en cambio hechos mezquinos.
   El espíritu de mis padres sigue subiendoen la lluvia de Patricio Pron es una novela donde, como dice su padre, cruza un puente hacía él, el mismo que su padre cruzó hacia el suyo, escrita con contención y respeto.
   Las hermanas Alba de Alex Oviedo propone un final tan diabólico que me callo para invitarles a que la lean.
   Habitación doble de Luis Magrinyá es una novela enorme que leí por recomendación del blog de José Luis Amores
   En Alfabeto de cicatrices de AnaPérez Cañamares, su libro más reciente, la poeta hace de lo cotidiano (la limpieza, el metro, la sala de espera de la Seguridad Social) materia poética y repasa su pasado para tomar impulso hacia delante, con cruda autocrítica para mostrarse:
y ahora deja el libro
vete al espejo
y mírame
Y la ves. Gran poeta Ana. Me encanta.
   La mano invisible de Isaac Rosa es una novela arriesgada sobre el trabajo deshumanizador y alienante.
   Tanto El gran número, Fin y principio yotros poemas de Wislawa Szymborska como El cielo a medio hacer de Tomás Tranströmer son excelentes.
   El beso del ángel de Irene Gracia es una novela sugerente y rompedora.
   El ángulo ciego de Luisa Etxenike es una novela grande sobre el dolor y el miedo.
   Flores de verano de Tomiki Hara es un libro sencillo y estremecedor.
   El limonero real de Juan José Saer es una novela de 1974 de este escritor argentino ya fallecido construida desde distintas miradas para narrar unas horas, las del 31 de diciembre, de la vida de varias familias de campesinos rosarinos y condensar sus vidas: sus tragedias y sus resistencias, el peso de los días y la obligación de la vida.
   El libro de la ola, el atajo de Valerie Mejer es el único publicado en España de esta poeta mexicana que vive en Estados Unidos. Dice entre otras cosas Raúl Zurita en su introducción que estos poemas se escriben para comprender que lo frágil puede oponerse a la violencia ejercida por el mundo y sus poderes y luego Valerie nos confirma que un anillo de niebla estrecha mi cintura. Soy un poco mejor que ayer… y que La verdad es elegante y lucha contra la gravedad.
   La casa roja de Juan Carlos Mestre es un libro de poemas enorme y fundamental donde este gran poeta leonés afirma su voz original, personal y deslumbrante.
   Calle Bolivia de María Barbal es una novela sobre la inmigración de la posguerra española desde Andalucía a Barcelona desde la mirada de las mujeres, su doble discriminación como inmigrantes y trabajadores y como mujeres frente a un mundo organizado por los hombres.
   Del natural de W.G. Sebald son tres largos poemas: Como la nieve en los Alpes, Y si me quedara junto al mar más remoto y La noche oscura hace una incursión. Versos sobre el conflicto inacabado entre los humanos y la naturaleza.
   Una bendición de Toni Morrison es una novela sobre la esclavitud y la supervivencia en el norte de Ámerica en el siglo XVIII, que permite una mirada nueva.
   El mar de John Banville es la búsqueda del dolor en el recuerdo para poder recuperar al menos la conciencia de que se ha amado en alguna ocasión.
   No estoy limpia de Inma Luna son poemas sobre el miedo a conocer y a conocernos, desde la aceptación de que para vivir hay que aprender y para aprender en ocasiones nos devoran como dice Inma: Me excita conspirar así con la impalabra.

Paseo de julio con Juan Carlos Mestre por Pablo Müller

La lista completa del 2011:

¡Indignaos! de Stéphane Hessel
¡La crisis está siendo un éxito! de Manel Fontdevila
¿Por qué se cayó todo y no se ha hundido nada? de Juan Torres López
A cada cual, lo suyo de Leonardo Sciascia
Acceso no autorizado de Belén Gopegui
Alfabeto de cicatrices de Ana Pérez Cañamares
Andrómeda encadenada de Fátima Frutos
Black, black, black de Marta Sanz
Blanco nocturno de Ricardo Piglia,
Caligrafía de los sueños de Juan Marsé 
Calle Bolivia de María Barbal
Cuatro gotas de Dulce Chacón
Cuentos blancos de Manuel Vázquez Montalbán
Cuentos negros de Manuel Vázquez Montalbán
Curación de Ana Merino
de la ola, el atajo de Valerie Mejer
Del natural de W.G. Sebald
Desandar lo andado de Jorge Riechmann
El ángulo ciego de Luisa Etxenike
El beso del angel de Irene Gracia
El campo del alfarero de Andrea Camirelli
El caso Moro de Leonardo Siciascia                                         
El cielo a medio hacer de Tomás Tranströmer
El día de mañana de Ignacio Martínez de Pisón
El espía de Justo Navarro
El espíritu de mis padres sigue subiendo en la lluvia de Patricio Pron
El gran número, Fin y principio y otros poemas de Wislawa Szymborska
El limonero real de Juan José Saer
El mar de John Banville
El peso de la mariposa de Erri de Luca
El tobogán de Andrés Neuman.
El vendedor de estropajos de Fred Vargas y Edmond Baudoin
Espejos de las fugaces de Joumana Haddad
Flores de verano de Tomiki Hara 
Habitación doble de Luis Magrinyá
Hilos de sangre de Gonzalo Torné
La alambrada de mi boca de Ana Pérez Cañamares
La aldea de sal de Ledo Ivo
La casa roja de Juan Carlos Mestre
La fiesta del oso de Jordi Soler
La manera de recogerse el pelo. Generación Blogger
La mano invisible de Isaac Rosa
La matanza de los gitanos de Ken Bruen
La niebla, tres veces de Menchu Gutierrez
La piel del zorro de Herta Müller
La senda oscura de Asa Larsson
La tumba de Keats de Juan Carlos Mestre
Lanzadera en una cripta de Wole Soyinka
Las ciegas hormigas de Ramiro Pinilla
Las hermanas Alba de Alex Oviedo
Las niñas perdidas de Cristina Fallarás
Las venas abiertas de América Latina de Eduardo Galeano
Lo demás es silencio de Piedad Bonnett
Los hombres intermitentes de Francisco Javier Irazoki
Los que hemos amado de Willy Uribe
Muerte del inquisidor de Leonardo Sciascia
Niñas y detectives de Giovanna Rivero   
No estoy limpia de Inma Luna
Odas / Canto secular / Epodos de Horacio
Operación Gladio de Benjamín Prado
Padres, hijos y primates de Jon Bilbao
Pigmalión y otros relatos de Manuel Vázquez Montalbán
Sobre la felicidad a ultranza de Ugo Cornia
Solaris de Stanislaw Lem
Sunset Park de Paul Auster
Todo es silencio de Manuel Rivas,
Un lugar incierto de Fred Vargas
Un momento de descanso de Antonio Orejudo 
Una bendición de Toni Morrison
Una cruzada en solitario de Chester Himes


domingo, 1 de enero de 2012

POEMAS DE PABLO MÜLLER




El orden dentro del caos.

Pablo Müller me permite escribir sobre mi sin sentir demasiada vergüenza.

A cambio le he prometido ser ordenado.

Desde aquí se puede pasar a otro blog donde los poemas de Pablo Müller se sucederán en una suerte de paseo matinal por una playa de invierno: blanco de espuma, arena negra, cielo gris.