jueves, 14 de marzo de 2024

CUATRO POEMAS DE NONI BENEGAS EN ESE ROCE VIVO

 






Y volví a tu tierra,

y serena

¿era tierra o etiqueta?


Puro nombre

pura estepa

llegar allí


esa otra orilla del planeta.


―――――――――――


Y fui mi centro

y viniste


y paseamos

tan heridas


que no hubo

compañía

que separarnos

pudiera.


―――――――――――


Allí anduvimos la lluvia

el fog, la noche, la bruma


el día con su alcancía

la tarde y su revelación

la voz, un desparpajo: puro eco

de otra que me sostiene

como un hilo de balero,


siempre inversa

la versión del cielo cuelga

y la del suelo es nieve o nube,

siempre siempre

despareja,


ni me caigo ni tu flotas

así vamos, vuelve o viene

el espacio en otro espacio.


―――――――――――


Qué dulzor se me atraviesa

qué fragor tu continencia


ahora libre de violencia

ahora pura calma chicha


ya sin tiempo, sin fijeza

en un final que traviesa

diste vuelta a tu favor


y quedaste, pura estela

liberada del reloj.




Noni Benegas

De ese roce vivo


Colección Genealogías


Ediciones Tigres de Papel


miércoles, 13 de marzo de 2024

DECIR DE MARINA OROZA

 







Arranco una pared oscura

de la sustancia luminosa,

es una pared maestra.

Encierro la parte trepadora

de una raíz, arrojo al ataúd

una cadena de espinas.

Évame en paz, es el escenario

de un acto de psicomagia.


No te muevas a no ser que sea

para entrar en ti mismo”.


Y si lo haces tu destino será: huir.

Tendrás que vagar

por calles y montañas,

sin rumbo, despacio

tendrás que andar a tientas

desorientado por las voces

que te persiguen sin descanso.


La tierra, el mar,

el viento y la lluvia.

No hay donde esconderse

de los fenómenos atmosféricos.

Tendrás que decir

lo que no existe,

nombrar de puntillas

hasta el desequilibrio,

decir salvación

de las estrellas.

Decir será cuestión

de vida o muerte.


Si la infancia, dices

en palabras del filósofo,

es la única patria,

si eres parte responsable

de una patria ajena y huyes,

¿La condena es desaparecer

de la tuya propia?


No abandona el lugar

quien está cerda del milagro”.


¿Acaso nacer no fue suficiente?

¿Acaso el milagro está excluido

de semejante acontecimiento?

¿De una invasiva luz en la luz?


Desconocías el poder de tu ausencia,

abriste la jaula sin querer.

Puedo decir por fin tu muerte,

contradecir tu libertad.




Marina Oroza

Decir


Árdora Ediciones


martes, 12 de marzo de 2024

UN FRAGMENTO DE VUELTA E IDA DE FRANCISCO LAYNA RANZ





8


Cuenta Blumenberg que en 1689 Leibniz recorre por mar la costa de Italia en una pequeña embarcación, único pasajero. En plena tormenta, los marinos, seguros de que no sabe su lengua, acuerdan en su presencia arrojarlo por la borda y repartirse sus posesiones. Leibniz saca de su bolsillo un rosario. Los marinos le ven rezar. Este gesto es decisivo pues ya lo creen hereje, no puede ser él quien atraiga la cólera de Dios. De acuerdo a Blumenberg, Leibniz fue responsable de una doble simulación. No quiso revelar que conocía la intención de los marinos, cuya lengua entendía. La segunda se representa bajo la forma de una pregunta: ¿es legítimo simular que se reza cuando no se está rezando? Cabría añadir que algo que en su origen es falso, o puede serlo, tiene un efecto verdadero, o puede tenerlo. Alianza entre diferentes miedos.

Queda una tercera hipótesis: los marinos tienen todas las manos ocupadas en la maniobra del barco, bajo la tempestad. Lo ven rezar y atribuyen la calma y la salvación a ese hombre tan extranjero como piadoso.

Además, estoy seguro de que una vez despejada la mañana alguno de los marinos volvió a pensar en el asalto. El viejo sol ayuda a disipar nubes y culpas.




Francisco Layna Ranz

Vuelta e ida


Ilustraciones de Ángel Cerviño

Nota de Maurizio Medo

Caligrafía de Chilis Cubeiro

Plantilla de Melissa Dillon


Cartonera del escorpión azul


 

sábado, 9 de marzo de 2024

FORAMINÍFEROS UN POEMA DE JEFFREY YANG EN EL LIBRO DE LOS OTROS DE JORDI DOCE

 



JEFFREY YANG


CONOCÍ el trabajo del joven escritor neoyorquino –y editor en la legendaria New Directions- Jeffrey Yang (1974) gracias a la recomendación del traductor y editor Aurelio Major. Me habló de An Aquarium (2008), su primer y sorprendete libro, en términos tan elogiosos que a las dos horas ya lo había comprado en la red. Y no me defraudó: una variación sobre el género del bestiario que toma los nombres de distintos seres acuáticos para tejer una intrincada y sorprendente malla de referencias, una red argumental tan lúcida como lúdica que salta en zig-zag por los asuntos más diversos sin pararse un instante. En el libro hay un poco de todo: desde piezas epigramáticas a otras más reflexivas o meditativas, pero el tono general es una mezcla de distanciamiento y humor, de curiosidad y sorna inteligente, que atrapa desde la primera página y nos obliga a pensar deprisa, furiosamente, para encajar las piezas del puzle.




Foraminíferos




La prueba de un foraminífero

es su concha: membranoso,

aglutinado o calcáreo

endoesqueleto

citoplasma que fluye

por la cámara de

una única célula, movimiento de

seudópodo granuloreticuloso,

palacio del recuerdo de Ōkeanós.

Los foraminíferos se encuentran

en todas las latitudes y hábitats

marinos: blanco foraminífero

en los acantilados blanco de Dover.

En las pirámides de Gizeh

Herodoto vio «lentejas petrificadas»;

el ojo de Aldrovandi se desplazó

de Aristóteles a Galileo:

las conchas romboides

tienen rígidos tubérculos epigenéticos.

Para Oppen

una prueba de la poesía es

sinceridad, claridad, respeto…

Para Zukofsky, la gama de placer

que proporciona en cuanto vista, sonido e

intelección.

En sueños

Vishnú visitó a Appakavi,

quien recibió los secretos de

la gramática de Nannaya: La poesía

es el saber definitivo.




Jordi Doce

El libro de los otros


Ediciones Trea


viernes, 8 de marzo de 2024

LOS SENDEROS DEL BOSQUE UN POEMA DE MERCEDES ESCOLANO EN JARDÍN SALVAJE

 





LOS SENDEROS DEL BOSQUE



Los senderos que van al bosque siempre se bifurcan.

Los senderos que van al bosque laten sin prisa.

El pulso del bosque es una cadencia lenta

y tu respiración, cuando te internas entre los troncos,

se va acoplando poco a poco a la suya,

hermanándose.

Los senderos que se adentran en el bosque

no sienten calor ni frío. Despliegan sus manos

y el bosque va plantando árboles en sus dedos extendidos.

Tú, en cambio, sientes calor cuando enredo mi lengua

en la tuya, cuando paso la yema de los dedos

por tu cuello, dibujando un riachuelo serpenteante.

Te agitas y me miras como cervatillo camuflado en la espesura.

Vamos dejando un rastro en el manto de hojas del otoño.

Una luz amarilla se eleva por los troncos

y va tornando el aire de ocre claro.

Cruje la hojarasca al compás de nuestros cuerpos.

Raíces, tierra, cortezas, ramas, copas, nubes.

Ladera arriba la respiración se va entrecortando,

inquieta por la masa vegetal que nos cobija.

Te asusta la niebla, intentas sortearla

igual que sorteas las ramas caídas que impiden

avanzar en línea recta.

Cada bosque es un temblor dilatado.

Cada bosque es el viento que se acurruca en sus ramas.

Cada bosque es un álbum familiar en que colgamos recuerdos.

Cada bosque es una ráfaga de luz colada

entre espesas copas,

un diálogo efímero con el misterio.

Coge tu palo de avellano y adéntrate sin miedo

en el corazón del bosque, donde más mullido es el musgo.

El tacto de la madera hará que aflore tu voz interior,

esa voz dormida en los últimos años.

Los anillos del tronco te hablarán de ti cada otoño.

Adentrarse en el bosque es adentrarse en uno mismo,

buscar una vida dentro de otra,

un anillo dentro de otro anillo,

hallar tu respiración en cada respiración latente.




Mercedes Escolano

Jardín Salvaje


Poesía Garvm


jueves, 7 de marzo de 2024

INFORME A LA SUBCOMISIÓN DE CUATERNARIO DE JORGE RIECHMANN

 





contra el sobrevivencialismo

En los años 1960, Erich Fromm le dijo a Ivan Illich que no existe palabra más necrófila que supervivencia. Si la vida se convierte en «lucha por la supervivencia», vivir no vale la pena. Tiene sentido luchar por muchos objetivos, pero precisamente no por sobrevivir. Seguramente somos muchos quienes pensamos que en una biosfera devastada, y en el seno de una cultura exterminista, no merece la pena vivir.

La evolución darwiniana favorece por encima de todo la autoconservación (supervivencia y reproducción), sea. Pero la verdadera vida humana empieza justo más allá de eso. Nos lo enseñó, por ejemplo, Lewis Munford: «Mediante los prolongados esfuerzos del hombre por hacer y pensar, esa criatura que nació sin habla, sin trabajo, sin hogar y sin arte asumió la tarea más elevada: hacerse humano. Con ese fin ha utilizado sus funciones corporales específicas para otras metas distintas de las que servían a la reproducción y la supervivencia».



Antepasados al Rescate

Mi personal mito de la Gran Asamblea me remite a otro mito (de Joanna Macy en este caso): podríamos llamarlo Antepasados al Rescate. El punto de partida es que a la mayor parte de la gente, a lo largo del tiempo y en diversas culturas, no le ha parecido ninguna cosa rara que quienes viven en otras zonas temporales pudieran auxiliarnos. Malidoma Somé, escritor y chamán africano, lo expresa así: «En muchas culturas no occidentales, los antepasados se hallan en íntima y vital conexión con el mundo de los vivientes. Siempre están disponibles para guiar, enseñar y nutrir». La escritora estadounidense (budista, ecologista profunda y experta en teoría de sistemas) sugiere: «Cuando estamos luchando o nos sentimos solas, podemos hallar fuerza moral abriéndonos a cierto sentido de apoyo ancestral. Así como un atleta puede actuar mejor cuando lo aclama una multitud, de igual manera podemos imaginar a una muchedumbre de antepasados animándonos en todo lo que tenemos que hacer para que no se detenga el río de la vida».



la vida no nos debe nada

Dios no nos debe nada, titulaba Kolakovski uno de sus inteligentes ensayos. Qué importante llegar ojalá que no muy tarde en la senda vital a un lugar donde poder decir: la vida no me debe nada.



y para terminar, tres asuntos importantes

Sabemos menos de lo que creemos.

Nos sorprendemos más de lo que esperamos.

Y Jorge Luis Borges en 1985: «Al cabo de los años he observado que la belleza, como la felicidad, es frecuente. No pasa un día en que no estemos, un instante, en el paraíso...»




Jorge Riechmann

Informe a la Subcomisión de Cuaternario


Árdora Ediciones


miércoles, 6 de marzo de 2024

RENCUENTROS UN POEMA DE ESCRIBIR SOBRE EL CEMENTO DE VALERIA CANELAS

 





RENCUENTROS



Golpea la puerta

el viento

como un tigre

paseando entre las flores

pero no lo veo

y no puedo saber su existe

o si es solo una fotografía

que adorna las paredes

de esta casa

un bonito agujero negro

desactivado.


Me hago a la idea

de que todo está sucediendo

siempre al mismo tiempo

pero mi atención recortada

se desprende de mi lugar

y de mi origen.


Casi no me doy cuenta

cuando elijo este presente de puertas

y ventiscas controladas

elijo las paredes como horizonte

elijo apartarme de los misterios naturales

elijo el resguardo de los significados fijos.


Pero nada es definitivo

y la intuición que no elijo

arrasa con todo

especialmente cuando

golpea el viento

la puerta

tan fuerte que parece

exigirme una palabra

un testimonio certero

de que afuera suceden

todo el tiempo cosas

y que basta con que sea capaz de nombrarlas

para recompensar mis percepciones

mutiladas.


Una vez expulsada

de la inconsistencia y la rutina

ya no sé cómo llegar a ninguna parte

ni por dónde empezar a creer

en la materia que todo este tiempo

ha sucedido ajena a mí

y a mis circunstancias mínimas

a mis quehaceres felices y ordinarios.


Llego al tigre desarmada

y nos miramos como dos viejos compañeros

que se habían olvidado

aunque solo fuera un momento.




Valeria Canelas

Escribir sobre el cemento


Ediciones Liliputienses